¿Qué queremos decir con esto? La Palabra predicada desde el púlpito alcanza al pecador. El pecador responde al llamamiento que le hace Dios por medio de ella. Hacemos el llamamiento ante “el altar” y, allí, bajo la ministración de los ministerios dispuestos para esto, hacemos posible el encuentro del pecador con Jesucristo, el Señor y Salvador.
Pero a la vez, el púlpito se convierte en un lugar de encuentro de los creyentes. Muchos vienen con problemas, enfermos, necesitados de ayuda espiritual. Es la oportunidad para hacer un llamamiento, invitar al altar, y ministrar a la necesidad del pueblo. No deje pasar las oportunidades que le brinda la reunión, para que los creyentes necesitados puedan encontrar la solución en Cristo. Invítelos también a pasar, y mientras usted hace del púlpito un lugar desde donde usted envía y proclama la bendición para esas vidas, los líderes que trabajan en esta área, tienen la oportunidad de ir al encuentro de ellos para ministrarles personalmente. En este caso podemos añadir que el púlpito se convierte en un lugar de sanidad para el alma y para el cuerpo; de ministración y reconciliación.
No restrinja el uso correcto del púlpito, permita que ese lugar realice su función. No convierta el púlpito en una mera vidriera de exhibición, sino un lugar de encuentro y bendición.
© Luis E. Llanes. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, Rep. Argentina. 2008. Editado por: Alba Llanes. EDICI. Rancho Cucamonga, California, EE.UU. 2008.
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